Israel y las armas nucleares

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Fuente: "El País" (Madrid)
Fecha: 25/08/2009

En una columna publicada en "El País", el ex canciller israelí Shlomo Ben Amí hace una convocatoria a su gobierno para que blanquee su propio arsenal nuclear.

Retomando un viejo artículo de Henry Kissinger, Sam Nunn, George Schultz y William Perry (Hacia un mundo libre de armas nuclares), Ben Amí analiza la situación de su país en la materia. En esta misma línea, la actual subsecretaria de Estado de EEUU, Rose Gottemoeller, hizo un llamamiento para que Israel se sumara al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que pondría fin al paraguas diplomático del que ese país ha venido gozando gracias a la protección de Washington.

"Israel seguramente luchará contra esta nueva doctrina que está surgiendo y que lo pone al mismo nivel que Irán, o incluso que India y Pakistán", asegura el autor de esta columna, quien destaca que la disuasión nuclear de Israel es su máxima defensa contra la amenaza iraní a su existencia como Estado. Ben Amí aclara que, a diferencia de India y Pakistán, "Israel nunca ha probado un arma nuclear y sin lugar a dudas ha aceptado todas las directivas del Grupo de Proveedores Nucleares (GPN), que intentan detener la proliferación a través del control de las exportaciones nucleares".

Sin embargo, el ex ministro israelí considera que la actual estrategia del país "no ha funcionado ni como elemento disuasivo contra ataques convencionales (...) ni como advertencia frente a los rivales (como en el caso de Irán) para que no desarrollasen un arma nuclear". Es por eso que Ben Amí entiende que "al abandonar su ambigüedad y sacar su propia bomba del 'sótano', Israel podría afirmar su disuasión nuclear de manera más convincente y, más importante aún, profundizar un debate serio sobre la urgencia de una zona libre de armas nucleares en Oriente Medio".


Clave del artículo: La presencia de Israel en un escenario regional hostil no debiera transformarse en un impedimento para predicar con el ejemplo y acogerse al Tratado de No Proliferación Nuclear. Así lo entiende Shlomo Ben Amí, quien condujo la política exterior israelí durante el gobierno de Ehud Barak (1999-2001).

Link: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Israel/admita/tiene/bomba/elpepiopi/20090825elpepiopi_4/Tes


Comentario del editor

Con audacia y realismo político, Shlomo Ben Amí incursiona en un tema tabú para la política israelí. A simple vista, pareciera un tanto utópico, si se analiza el contexto regional y se toma en cuenta el llamado de sectores radicales del mundo islámico, entre ellos el propio presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, a la destrucción del Estado de Israel. Sin embargo, no carece de lógica la propuesta del ex canciller.

Si verdaderamente el gobierno de Israel quiere defender la paz en la región y observa con preocupación la falta de avance de la comunidad internacional en el proceso de verificación de las instalaciones nuclares iraníes, ¿no sería más transparente predicar con el ejemplo, dar a conocer al mundo su propia realidad en lo que a armamento nuclear se refiere y firmar el Tratado de No Proliferación (TNP)?

Ben Amí analiza la nueva política exterior de EEUU y deja abierta la posibilidad de un cambio de actitud de parte de la Administración Obama, frente a la incondicional alianza de Washington con Israel. De hecho, durante su discurso en la Universidad de El Cairo, Obama proclamó su respaldo a la política de "dos Estados" (palestino e israelí) en Medio Oriente.

Como señala el autor de esta columna, si hasta el momento el factor nuclear no funcionó como política disuasiva de Israel, tal vez podría lograr un mayor respaldo internacional "blanqueando" su propia condición de potencia nuclear y plegándose a los tratados internacionales vinculantes en la materia.

La autocracia y la declinación de los países árabes

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Fuente: "The Wall Street Journal"
Fecha: 05/08/2009
Autor: Fouad Ajami

Los pueblos árabes se han convertido, a juicio del catedrático Fouad Ajami, en "espectadores de su propia historia". Lejos de la ola de protestas que desencadenó la reelección de Mahmoud Ahmadinejad en Irán, las sociedades civiles árabes carecen de ese fermento democrático que podría poner en aprietos a los gobiernos autocráticos que rigen sus destinos.

Ajami recuerda que en las últimas décadas la situación política del mundo árabe se caracteriza por la perpetuación de gobierno autocráticos, como los del egipcio Hosni Mubarak, el tunecino Zine el-Abidine Ben Alí, el libio Moammar Gadhafi y la dinastía de los Assad en Siria. Lo mismo ocurre en los distintos emiratos y gobiernos de la Península Arábiga, en una muestra de habilidad para lograr sobrevivir políticamente. Para Ajami, la dominación económica de los gobiernos y la ausencia de un sector privado fuerte y dinámico ha provocado un desmedido aumento del poder en manos de los gobiernos y sus aparatos de seguridad.

Sin embargo, a contrapelo de lo que muchos analistas sostienen, Ajami cree que la intervención de EEUU en Irak en 2003 y la "Revolución de los Cedros" en el Líbano en 2005 fueron consecuencia de la "diplomacia de la libertad" de George W. Bush. Y sostiene además que si los palestinos dieron el poder a Hamas en las urnas, ello se debe a la historia de demandas maximalistas y tentaciones radicales, y no a un supuesto "error" de la diplomacia de Washington que presionó por elecciones libres en los territorios de Gaza y Cisjordania.

La Administración Obama, por su parte, encarnaría una autoproclamada política "realista" en sus relaciones exteriores. Sin embargo, para Ajami, se trata, en el caso del Medio Oriente, de una "benigna negligencia" que prefiere la comodidad del satus quo a los "riesgos de la libertad". Ajami considera que en el futuro, cuando se escriba la historia de los árabes, quedarán en evidencia las "oportunidades perdidas".


Clave del artículo: Fouad Ajami, de la Universidad John Hopkins, reivindica el intervalo histórico de la Administración Bush (2001-2009) en el que la "diplomacia de la libertad" de EEUU puso en aprietos a los autócratas árabes. Considera que Washington debe arriesgar un mayor protagonismo en Medio Oriente para romper con el status quo de gobiernos autocráticos y una sociedad civil inerte.
Reflexión del editor
La polémica visión del catedrático Fouad Ajami puede abrir los ojos de los analistas occidentales y ayudarlos a abandonar cierta visión autoflagelante que muchas veces tienen. Como advierte el autor de esta columna, no todos los males del mundo árabe son atribuibles a la responsabilidad de EEUU. Si bien la expresión "diplomacia de la libertad" que utiliza el autor para definir la política exterior de George W. Bush parece excesiva, no deja de ser cierto que no todas las culpas del atraso de los países de Medio Oriente son responsabilidad de EEUU. ¿Cuánto tienen que ver en ello también sus líderes políticos, que los han conducido a esta situación?
Tal vez sea un poco apresurado aventurarse y sacar conclusiones acerca de los primeros meses de Obama en el poder, pero lo que es cierto es que su gobierno pareciera volcarse hacia un multilateralismo que había sido dejado de lado por la anterior administración. Esto no necesariamente implica una "negligencia", sino que puede ser una oportunidad para involucrar a otros actores internacionales, como la propia Unión Europea (UE), en la resolución de los problemas del mundo árabe.
La tradicional alianza entre Washington y Tel Aviv ha sido observada con recelo por el mundo árabe y ha incomodado a la UE. Es posible, entonces, que la puesta en marcha de una política exterior común europea (aún ausente) sirva de contrapeso y pueda ayudar a palestinos e israelíes a sentarse en torno de una mesa de negociaciones, algo que no ocurre desde hace años. La solución de esa disputa, mediante la fórmula de "dos Estados" que con ciertas condiciones aceptó recientemente Benjamin Netanyahu, será central en el futuro de Medio Oriente y de la Península Arábiga.