Fecha: 24/07/2009
Autora: Cecilia Zecchinelli
El crecimiento del sistema financiero islámico ha despertado interés en el mundo occidental. Con estrictas normas que respetan las enseñanzas del Corán, hoy representa apenas el 1% del mercado global, pero registró un crecimiento de entre el 15 y el 20% anual en los últimos cuatro años.
Conceptos como riba, gharar, maysir o haram pueden sonar extraños a los oídos de un occidental. Sin embargo, se trata de los principios fundamentales sobre los que descansa el mundo de las finanzas en el Islam. La usura (riba) es vetada por el Corán, que establece que las ganancias y las pérdidas sean compartidas por la banca y el cliente. Se encuentra, además, terminantemente prohibida cualquier forma de especulación (maysir) o apuesta al riesgo o la incertidumbre (gharar) en el mercado de futuros. Finalmente, no se permite realizar inversiones en la producción y venta de alcohol, armas, tabaco, juegos de azar y carne porcina, por ser consideradas actividades pecaminosas (haram).
"Los resultados de los primeros meses de 2009 indican que la performance de los varios institutos (bancarios), que son más de 300 en 75 países, fueron en promedio superiores que los de la finanza clásica", asegura Nasser Saidi, ex ministro de Economía y ex gobernador del Banco Central del Líbano. Según aconseja Malik Sarwar, de la consultra Sarwar Wealth Advisors de Nueva York, Occidente debería "aprender de los tres principios básicos que nos han salvado de la debacle". El primero es el concepto "kiss" (keep it simple stupid=hazlo simple, estúpido), que estaría en las antípodas de los subproductos financieros que derivaron en la crisis de las hipotecas subprime en EEUU. El segundo es la confianza que deben despertar las instituciones bancarias en sus clientes. Y el tercero es la responsabilidad social de las inversiones, que incluye la prohibición de crear dinero a partir del dinero y sin una base real en la producción.
La explosión de la "burbuja inmobiliaria" debería servirnos como lección, según concluye este artículo del Corriere della Sera. "Tal vez no sea cierto que la finanza islámica vaya a salvar a la economía global, como algún economista occidental (¿provocatoriamente?) dijo. Pero lo que es innegable es que el mercado del dinero en nombre del Corán dejó de ser un nicho para especialistas y difícilmente vuelva a serlo", concluye Cecilia Zanicchelli.
Clave del artículo: Mientras Occidente asiste a la peor crisis económica desde el crack de 1929, las finanzas islámicas viven un período de ascenso. Los principios morales del Corán impiden la especulación y el desarrollo de subproductos financieros, tales como los que condujeron al estallido de la "burbuja inmobiliaria" en Estados Unidos.
Link: http://archiviostorico.corriere.it/2009/luglio/24/mille_miliardi_della_finanza_islamica_co_9_090724019.shtml
Reflexión del editor
La experta italiana Loretta Napoleoni, autora del best-seller "Economía canalla" (Feltrinelli, 2008), recuerda que las finanzas islámicas nacieron en la década del 70, luego de la "crisis del petróleo", y se desarrollaron particularmente a partir de la crisis de las bancas asiáticas de 1997 y de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Es decir, se trata de un proceso muy reciente y del que todavía es difícil aventurar su desarrollo futuro.
Refiriéndose al actual contexto internacional y a la crisis financiera que estalló en los Estados Unidos en 2008, Napoleoni afirma que sería contraproducente un retorno del statu quo basado en tres mitos: el del riesgo como bien comerciable; el del consumo -en lugar de la producción- como motor de la economía; y el de los inmuebles como generadores de riqueza.
Luego de años de neoliberalismo, en el que el proceso de globalización se impuso en todos los rincones del planeta, es bueno hacer un balance y detenerse a pensar cuáles fueron los costos sociales de esta etapa de la historia. Más allá de las condenas retóricas al llamado "Consenso de Washington", a nadie escapa que la retirada del Estado ha dejado el campo orégano a los especuladores e inescrupulosos.
¿No será hora de volver a los principios clásicos del liberalismo? Max Weber encontró en la "ética protestante" los principios que dieron origen al capitalismo. Despojándonos de visiones reduccionistas, sería bueno ver en la conducta que guía a las entidades financieras islámicas una vía alternativa al dominio de Wall Street y del ansia irrefrenable de dinero, que tanto daño ha causado en el mundo en las últimas décadas.