Los líderes en tiempos de crisis

Fuente: Revista Time
Fecha: Junio de 2009

En un interesante artículo publicado en la Revista Time, titulado “El precio de la Paz Mundial”, Peter Beinart, experto del Council on Foreign Relations, reflexiona acerca del papel que le cabe a los líderes en los momentos álgidos de la historia. En esa línea, retoma la gesta de Franklin Delano Roosevelt y extrae conclusiones que, en su visión, deberían tomarse en cuenta para la guerra que enfrenta hoy Estados Unidos contra el terrorismo.

Cuando de política exterior se trata, los liberales prefieren líderes inteligentes como Bill Clinton o Barack Obama, mientras que los conservadores se inclinan por personalidades fuertes como Ronald Reagan o George W. Bush”, afirma Beinart. “¿Dónde ubicar entonces a Franklin Delano Roosevelt?”, se pregunta el autor. “Se trata del hombre que ayudó a salvar el mundo de las mayores atrocidades y establecer los cimientos del más largo período de paz y prosperidad de la historia reciente (…) Sin embargo, carecía tanto de cualidades intelectuales sobresalientes como de una gran firmeza de carácter”, agrega Beinart.

Aún así, este hombre de apariencia casi adolescente y “mimado” de su madre, Sara Ann Delano, tenía una enorme virtud que la mayor parte de sus críticos subestimaron: un profundo instinto político. Fue justamente este rasgo de su personalidad el que le permitió a Roosevelt atravesar las grandes decisiones políticas de su vida, situaciones en las que no bastaba con disponer de una profusa inteligencia o de una firmeza irreductible en el carácter.

Uno de los mayores problemas con los que tuvo que lidiar este líder, según relata Beinart, fue el hecho que, mientras el nazismo avanzaba a paso firme sobre Europa, “algunos estadounidenses querían aislarse de ese mundo hostil, mientras otros pretendían involucrarse y rehacerlo a imagen y semejanza de Norteamérica”. La convicción de Roosevelt era que ambas posturas estaban erradas.

Su enorme habilidad consistió, a juicio de Beinart, en “persuadir a los ciudadanos de su nación de que debían hacer sus aportes en vidas humanas y en dinero, aun cuando el resultado de ese invalorable esfuerzo no fuera un mundo ideal, sino tan sólo un mundo menos hostil”. Y llegar a ese punto requería, incluso, trabar alianzas y encaramarse en discusiones diplomáticas con personajes nefastos como Joseph Stalin. Era el precio a pagar por el objetivo de acabar con el nazismo.

El 12 de abril de 1945 la muerte alcanzó a Franklin Delano Roosevelt. Tres meses después, uno de sus sueños políticos se vería completado: el Senado estadounidense ratificaría la membresía norteamericana en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), despejando el viejo fantasma de Woodrow Wilson, quien no había podido ver concretada la incorporación estadounidense a la Liga de las Naciones al acabar la Primera Guerra Mundial.

“Yo no dije que el resultado era bueno”, se dice que comentó Roosevelt a un funcionario de la Secretaría de Estado luego de la Conferencia de Yalta. “Sólo dije que era el mejor que podríamos haber alcanzado”. Aquí radica, desde la óptica del autor de este artículo, la gran lección en materia de política exterior que deben tomar los actuales policymakers. Roosevelt entendió algo que Wilson nunca había comprendido: Estados Unidos carece del poder necesario para hacer que el mundo sea una réplica de los principios abstractos y los esquemas racionales que tienen los norteamericanos en sus mentes.

“A menudo tendremos que aceptar recibir la ayuda de países o personajes odiosos –como lo fue Stalin en la lucha contra Hitler y como actualmente puede serlo Irán en nuestra contienda contra Al Qaeda y los talibanes–, si es que queremos enfrentar con éxito las más graves amenazas que se ciernen sobre nosotros”, afirma Beinart, quien agrega que “permanecer en los cánones del más absoluto moralismo sólo agudizará los conflictos”.

Sin embargo, entiende el autor, esto no significa que sea necesario dejar a un lado los principios morales a la hora de orientar las acciones políticas. “Franklin Delano Roosevelt siempre hizo referencia al mundo en el que le gustaría vivir; sin embargo, también tuvo en todo momento la capacidad de adaptarse con pragmatismo al mundo real en el que le tocó transitar”.

Clave del artículo: Peter Beinart, experto del Council on Foreign Relations, analiza en la Revista Time el rol que les cabe a los líderes en tiempos de crisis. Para ello, retoma el caso histórico de Franklin Delano Roosevelt y en él identifica al instinto político como una virtud esencial del liderazgo. Traza, posteriormente, comparaciones entre los desafíos de Estados Unidos en la inmediata posguerra y su actual cruzada contra el terrorismo.

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