Alimentación mundial en estado de urgencia, Primera Entrega

Fuente: Informe del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), Francia.

Autores Varios.

Fecha: Mayo 2009.

Se estima que alrededor de un tercio de la humanidad, 2 mil millones de habitantes de un total de 6,6 mil millones que habitan la tierra, están mal alimentados. Dicha porción de la población vive con menos de U$S 2 diarios y con un consumo diario inferior a las 2700 calorías. Más de 850 millones, alrededor de un 13% de la población total, no alcanza a consumir 2200 calorías diarias.

La fuerte suba de los precios de los alimentos observada a partir de 2007 generó numerosos levantamientos populares en México, Pakistán, Senegal, Uzbekistán, Filipinas, Camboya, Madagascar, Marruecos, Costa de Marfil y Egipto, entre otros países.

Los cereales, primer eslabón de la cadena, son uno de los principales causantes de la crisis: 1 tonelada de trigo triplicó su precio en el curso de tres años, pasando de un valor de U$S 120/130 en 2006 a un valor actual de alrededor de U$S 400/450. Los hogares en el cono sur que destinan entre un 60 y un 90% de su presupuesto al item alimentación (contra un 10 a 20% de los países centrales) comprenden perfectamente el efecto devastador de este tipo de aumentos.

Al respecto, el experto del CNRS Pierre-Jean Roca destaca que los movimientos sociales que actuaron en respuesta a estos aumentos tienen su raíz en la pobreza urbana. De acuerdo al especialista, esta crisis afecta a gente que hasta ahora alcanzaba apenas a alimentarse con lo generado por un trabajo precario. “Se trata por lo tanto de una crisis de poder de compra”, afirma Roca.

De acuerdo a otro de los expertos, Henri Rouillé d’Orfeuil, tales aumentos han sido el producto de una política de internacionalización de los mercados agrícolas mundiales, la cual tuvo como objetivo la conformación de una “granja mundial” donde todos los recursos humanos, naturales, técnicos y financieros se intercambiarían libremente. Al contrario, tal política ha provocado una concentración de la producción en beneficio de las grandes empresas agroalimentarias occidentales y una asfixia de las pequeñas explotaciones agrícolas del cono sur. “Dicha desregulación ha puesto en pie de competencia a productores cuya productividad y competitividad comparada guarda una relación de 1 a 100, en algunas circunstancias de 1 a 1000”, asevera el experto.

Ello ha traído como consecuencia que distintos países en desarrollo hayan recurrido en numerosos casos a la importación de cereales a bajo precio para poder solucionar su crisis alimentaria; en especial, para asistir a sus sectores sociales más vulnerables.

En este aspecto, el informe no adjudica demasiada gravitación al factor “China” o “India” a la hora de evaluar el equilibrio alimentario mundial; ya que a pesar de representar ambos países un 38% de la población total y un 15% de las importaciones agropecuarias mundiales; ninguno de los dos reviste al día de hoy, salvo en el caso de la soja, la condición de importador de alimentos. Al contrario, ambos países exportan maíz, trigo y arroz y no registran un nivel significativo de consumo de proteínas de origen animal.


Clave del artículo: los cereales, primer eslabón de la cadena, son uno de los principales causantes de la crisis: 1 tonelada de trigo triplicó su precio en el curso de tres años.

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